«Egipto es el regalo del Nilo», señaló el historiador griego, Heródoto para enfatizar la importancia que tenía para dicha civilización este río, que representaba tanto una bendición como una amenaza, debido a que las inundaciones anuales que eran esenciales para fertilizar la tierra pero también podían arrasar aldeas si su intensidad era excesiva.

De ahí que la gestión del agua fue esencial para la supervivencia y prosperidad de las grandes culturas antiguas. En este caso, los egipcios para gestionar los efectos del agua crearon un sistema de canales y embalses que les permitía redirigir y controlar el flujo de agua.

Por ejemplo, desarrollaron los nilómetros, que eran estructuras que medían el nivel del agua del Nilo y les ayudaban a predecir la intensidad de las crecidas, anticipándosela a si una inundación sería beneficiosa o peligrosa para planificar la siembra y el almacenamiento de alimentos.

Mientras que en la antigua Roma, la amenaza de inundaciones era recurrente y significativa debido a la posición de la ciudad, situada estratégicamente en una zona donde convergían varias corrientes de agua, especialmente el río Tíber. Aunque esta ubicación impulsaba el comercio y facilitaba el control de rutas comerciales, también hacía que Roma fuera vulnerable a eventos naturales como inundaciones, incendios y terremotos.

Inicialmente, los romanos veían las inundaciones como castigos divinos. Sin embargo, bajo el liderazgo de los emperadores Augusto y Tiberio, se adoptó un enfoque más práctico y técnico para gestionar estos desastres. Augusto, en particular, implementó medidas como la limpieza y el ensanchamiento del cauce del Tíber, limitando la construcción en las riberas y regulando la altura máxima de los edificios para prevenir derrumbes.

Tiberio, propuso la creación de una comisión de vigilancia que supervisara el cauce del río y asegurara la protección de la ciudad. Aunque en un principio el Senado rechazó la propuesta por razones religiosas, en el tiempo se estableció que existiera un grupo de supervisores que se encargara de velar por la seguridad del Tíber. Estos supervisores, con la ayuda de técnicos y trabajadores esclavos, mantenían los cauces y orillas libres de escombros y sedimentos y «urinatores», que se encargaban de limpiar el fondo de los puertos y canales para prevenir obstrucciones.

En ambas civilizaciones podemos reconocer que entendieron que tanto su supervivencia y desarrollo, dependía de su capacidad para gestionar y controlar el agua. Sus innovadoras estrategias no solo aseguraron la supervivencia en tiempos de sequía e inundación, sino que también crearon las bases para una vida más estable en la actualidad, afianzando los principios de canalización, almacenamiento y regulación, como métodos claves para la gestión hídrica.

La tecnología de los romanos para dominar el agua

Mientras que en la antigua Grecia, para enfrentar los períodos de sequía en sus tierras montañosas y áridas, se centraron en un enfoque práctico y científico, construyendo infraestructuras que les permitían almacenar y distribuir el agua de manera eficiente.

Entre los que encontramos, embalses y cisternas subterráneas para recoger agua de lluvia y embalses para almacenarla en períodos de sequía. Algunas ciudades, como Atenas, incluso recolectaban agua en cisternas públicas y privadas, lo que ayudaba a los ciudadanos a tener agua almacenada; Acueductos y canales para transportar el agua desde fuentes distantes hasta las ciudades; y fuentes subterráneas y qanats que les permitía llevar agua a áreas secas sin perderla por evaporación, permitiendo un flujo constante de agua.

Lecciones desde la antigüedad hasta hoy

Aunque los romanos no implementaron un sistema completamente preventivo, sus esfuerzos reflejan un entendimiento claro de los riesgos de las crecidas y la importancia de medidas de contención y limpieza. La gestión de inundaciones en la actualidad debe incluir enfoques más preventivos, no solo para mitigar, sino evitar desastres mediante la adaptación al cambio climático y las condiciones sociales.

Aunque el enfoque actual es más amplio y apunta a prevenir desastres en lugar de únicamente mitigarlos, las medidas implementadas en la antigua Roma fueron un precedente en el desarrollo de estrategias de control de inundaciones.

Por osbume

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